Todos sufrimos, hemos sufrido o sufriremos dolor de espalda en algún momento. Estos dolores pueden ser debidos a diversas causas.
Una causa muy común suele ser emocional y/o postural. Por lo que recibir un tratamiento físico nos ayudará a mejorar el dolor pero no conseguirá que desaparezca, ya que seguramente volverá a aparecer porque el problema que lo provoca, la emoción, no se ha trabajado, solo se ha trabajado el síntoma físico.
¿Cuál es el truco para tener una espalda sana?
Podemos hacer varias cosas en el momento que detectamos el dolor. Cuando sentimos dolor en la espalda lo primero que deberíamos hacer es analizar ese dolor, intentar identificar a que es deviedo, si es un dolor por una contusión o si es por una contractura muscular.
Si es por contractura muscular puede ser deviedo a un problema tensional/emocional o postural. En este punto es cuando hay que pensar y escucharse a uno mismo. ¿Estoy preocupado/a?¿Estoy triste?¿Estoy agobiado/a? ¿Me siento nervioso/a? Si tengo estos sentimientos seguramente que estoy manteniendo en tensión la musculatura de las cervicales y de la región escapular, no estoy dejando que mis músculos se relajen y eso hace que se me pongan “duros” contracturados y me duela.
En estos casos, normalmente se asocian unas posturas nocivas que aumentan el dolor de la espalda. Cuando uno se siente preocupado, triste, … suele adoptar inconscientemente esta postura: hombros hacia delante, cabeza hacia delante y mirada baja, aumento de la cifosis dorsal, encogimiento de la columna formando una C con el tórax, es decir hay una tendencia de llevar el cuerpo hacia delante y abajo. Esta postura esta provocando en la parte posterior de la espalda tensión de la musculatura escapular como romboides, trapecio, musculatura cervical, trapecio, esplenio, ECOM,... y al adoptar esta postura prolongando la tensión muscular de la musculatura, luego impide que las fibras vuelvan a su estado normal y provocan dolor. También hay un acortamiento de la musculatura anterior como es el pectoral mayor. Esto hace que los hombros puedan estar en su posición correcta, están anteriorizados y rotados anteriormente, que como he dicho hace que la musculatura posterior se mantenga tensionada constantemente.
Cuando ya hemos detectado que sentimientos tenemos, de tristeza, agotamiento, preocupación, y nos damos cuenta que a causa de esto estamos en una postura de encogimiento, ¿que podemos hacer? Para ayudar a los síntomas físicos, realizar estiramientos de la espalda, de pectoral, de cuello son unos buenos remedios, además de aplicar un poco de calor en la zona dolorosa, ya que eso permite que la musculatura se relaje ya que le llega mas aporte sanguíneo y por lo tanto oxígeno permitiendo a las fibras nutrírse y relajarse poco a poco. También podemos tomar magnesio, ya que relaja la musculatura y también actúa sobre el sistema nerviosos relajandolo.
Todo esto y haciendo ejercicios de respiración y relajación podemos disminuir la postura adoptada por culpa de las emociones que tenemos y así reducir la tensión permanente de la musculatura de la espalda, por lo cual, menos dolor.
Para tener una espalda sana, primero tenemos que tener una mente sana, saber gestionar nuestras emociones para ser conscientes de que nosotros mismos no provocamos el dolor de espalda por mantener en tensión la musculatura de la espalda al adoptar posturas. Después ayudar a reducir esa postura y nutrir y estirar la musculatura afectada. De esta manera, si conseguimos asimilar y gestionar nuestras emociones podremos controlar las posturas de decaimiento y encorvamiento que adoptamos por nuestras emociones y así evitando tener tanto dolor de espalda, consiguiendo una espalda sana.
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